viernes, 17 de diciembre de 2010

poemas presentados en zonapoema

El sol excita
de soslayo las veredas.

Ya en altura deja el orgullo.

Se desvanece.

Entonces, viene
una noche,
de pasos miserables.








Ya debe ser noche,
ya debe ser.
O la luz
oscura, callada,
está buscando,
triste,
muy triste,
una nueva boca
de tierra y rocío.























negocio



Bellezas de toda posibilidad
vi ojos inútiles vi sorpresas
espantosas cuerpos en columnas
invertebradas círculos olorosos
y verdes y amarillos Bicicletas
En una esquina con vino y sin horas
descamando su negrura tres blancos,
y un negro vivo como la playa
Todos los ómnibus menos el mío
todas las luces, menos la dada
y a pleno mediodía un bebé es el
yogurt de la vida. Desmayadas,
y trepadas por mis mangas
insurrectas palabras hondo alarido
de agua enferma ¡gime! ...gime
profanado templo. Las religiones,
catálogo a color y formas del cielo
pasaban delargo yo las vi babélicas
Tu sonrisa creó todas las palomas.
Fregaderos urbanos, la gloria del
otro sobre otro sobre otros sobre
el otro lejos,
que calla Y un viejo y su peinilla
y su pañuelo y resoplido son el
novecientos Dieciocho gobierna
los sentidos hasta lavarme la cara
más tarde, y reconocer
toda la muerte que hay a la mano

















Yo nací para lavar la loza.
Enjabonado, sacar restos de comida.
Hora, hora y media, parado frente
a cubiertos, platos, asaderas,
(debo lavar las asaderas).
Pero el pensamiento, ajeno.
El propósito es altivo.
Dejo la vida al paso
grasiento de la esponja.
Mi ansiedad se calma
acorralada por lo simple.
Un barullo agudo de vidrio y porcelana…
Y hondo,
en los abismos de mi sangre,
una paz reinante
nace bautizada,
por la gloria excepcional
de la fragancia.




























Pellizco el color blando del día
y anhelo, el roce de tu espiralado pelo.
Me interno en la sensibilidad
como en un agua clara
y tu mañana hace
piruetas en mí. Permanezco en ti,
soy lo incómodo en tu sexo.
Socorro anticipado, simple caricia.
Dejo la boca en tu vértigo y quiero,
hacer de ti mi ermita, mi tumba,
compartirte sólo con la muerte.
Y en las campanadas brillantes de la tarde,
mientras el sol planea no volver a verte,
quiero ser tu órbita púrpura y fea ,
y que tu seas,
mi árbol secreto, de sueños celestes.

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