p o e m a m u j e r
Si este médano
no es tu piel,
será el otro...
o quizá
otro
en otras
tardes amarillas
de ingobernable silencio.
Tu cuerpo como un cuerpo por siempre
nuestra muerte... ya no muerte, hay mirada.
La luz que sostiene tu risa
en edades que posan, que amargan
la idea única de eternidad espía.
Giro, el origen que rige fragilidades,
roces, la tierra en la boca...
algún espejo... su doble de arcilla.
Me prestas el pulso, el juego, la noche
y te prestan y mi letra intrigante,
y la carga de días arrolla lo propio (susurro).
Y te sigo en caída hacia el alba
T e espero profetizada,
bajo techos de tiempos y sombras
entrepisos de cielo y bruma.
Alimentándome por ósmosis, de dios
mientras lo apenas mío,
tanta estrella y distancia,
sustancia, y huella que viene.
En un altillo,
amor.
Y el ansia
amor,
está quebrando,
los tallos
en la espera.
necesidad
en fronteras de polvo
ese instante de agua y delicia
más de lo que puedo
cuando entender es evitable
la calle que estuvimos
mi amor
como un juego sólo de comienzos
conspirando fuera, la ausencia de dolor
combatiendo noches
ayer nomás mientras miraba
hoy entre dedos
ahora como nunca
necesito
contengo el pulso
mientras vas
venís
y vas.
doblas sin interrupciones
toda equilibrio
piel
temblor
papel
Tu cuerpo es el trofeo de las horas.
tu olor
la ley de la espera.
La mujer y una tristeza...
Bicorde
indescifrable
de mi hombría.
Tienes en la palma de tu manto
el tacto refulgente.
Me asombra
la estela de tramas,
creación de cálidas constelaciones.
Lo supe ayer cuando rozaste
mi deseo, el consuelo,
este desvarío con ese,
tu vestido de alas perfumado.
Cuanto más sigo tu cuerpo
más se me antoja
la idea.
tus cosas rodean mis ojos como símbolo
abrazan la cara encuentra
el día como amigo;
color, forma, el reposo tuyo,
la inocencia, ellos;
mi baldío con impropia atmósfera
de ausencia menos prolongada
no alteran
la luz
el grillo universal que calla
tras la agonía, de verdadera sombra
Se me ha hecho alambrado de fino tiempo
que anticipa
y rige
que protege
o señala.
Aún,
me fue fidelidad
cuando salía del circo
aún
cuando volvía del mundo.
Tomo lo que queda.
Y creo
pasará luz...
La pequeña y mortuoria
en tu esquina.
Están pasando
los posibles,
los imposibles sueños.
Mientras dormimos la sangre,
este amor de coincidencias,
resoluto o fugitivo,
está pasando.
Me roza el hombro
con luz de madre,
tu pequeño llanto
de acolchonada tristeza,
y moja
un cielo inconcluso de cosas para vos,
la fecha,
la que sigue de largo,
y no es ni triunfo, ni miseria.
Mientras ordenas,
mientras desarmo,
el amor se ama en espejos,
de amores vecinos.
Frente a espejos dulces de otros,
en esa hora insignificante
el amor,
prueba y confunde,
luego,
la esencia y decencia
de nuestras bocas.
Pero cae una flor en nuestra casa
noctámbula y profunda
de vientre interrumpido.
Y se escapa,
por la única forma que dios
dejó de sí en la esquina,
la posibilidad de la noche
sin un susurro de cuerpos,
sin alargarnos la vida
sin tu tierna vigilia
o mi sueño.
Linda luna...
Vuelca tu leche
en sus costas y horizontes.
Gran océano,
con tu canto nupcial
rocías su ensueño nocturno
y una nueva vida
mística, profana, llena de ritos
la inicia; y baila su frío y la luna.
Hermoso mundo
arenas y troncos perimetrales.
Su entorno es una pecera, los vidrios...
Vidrios mis ojos,
fragilidad y nostalgia.
Desierto es mi cama,
austero tesoro de piel y agua
que hoy desconozco,
por un pan de aquel aire.
Respiraciones...amar es respirar,
y amo en el abismo mientras su boca
bucea por mí, hacia las noches.
d e s p e d i d a
Lloro ante nadie
presentes inmortales,
que me separan de ti
como a un arenoso suspiro,
de los continentes del alma.
Lloro y suspiro
porque hay un silencio en la carne... Y escucho
que hasta el tiempo
morirá en deshielo,
y su ausencia
es mi miseria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario