sábado, 27 de marzo de 2010

Poema Mujer


p o e m a m u j e r

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Si este médano

no es tu piel,

será el otro...

o quizá

otro

en otras

tardes amarillas

de ingobernable silencio.

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Tu cuerpo como un cuerpo por siempre

nuestra muerte... ya no muerte, hay mirada.

La luz que sostiene tu risa

en edades que posan, que amargan

la idea única de eternidad espía.

Giro, el origen que rige fragilidades,

roces, la tierra en la boca...

algún espejo... su doble de arcilla.

Me prestas el pulso, el juego, la noche

y te prestan y mi letra intrigante,

y la carga de días arrolla lo propio (susurro).

Y te sigo en caída hacia el alba Gigante.

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T e espero profetizada,

bajo techos de tiempos y sombras

entrepisos de cielo y bruma.

Alimentándome por ósmosis, de dios

mientras lo apenas mío,

tanta estrella y distancia,

sustancia, y huella que viene.

En un altillo,

amor.

Y el ansia

amor,

está quebrando,

los tallos

en la espera.


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necesidad

en fronteras de polvo

ese instante de agua y delicia

más de lo que puedo

cuando entender es evitable

la calle que estuvimos

mi amor

como un juego sólo de comienzos

conspirando fuera, la ausencia de dolor

combatiendo noches

ayer nomás mientras miraba

hoy entre dedos

ahora como nunca

necesito

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contengo el pulso

mientras vas

venís

y vas.

doblas sin interrupciones

toda equilibrio

piel

temblor

papel



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Tu cuerpo es el trofeo de las horas.

tu olor

la ley de la espera.

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La mujer y una tristeza...

Bicorde

indescifrable

de mi hombría.

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Tienes en la palma de tu manto

el tacto refulgente.

Me asombra

la estela de tramas,

creación de cálidas constelaciones.

Lo supe ayer cuando rozaste

mi deseo, el consuelo,

este desvarío con ese,

tu vestido de alas perfumado.

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Cuanto más sigo tu cuerpo

más se me antoja

la idea.

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tus cosas rodean mis ojos como símbolo

abrazan la cara encuentra

el día como amigo;

color, forma, el reposo tuyo,

la inocencia, ellos;

mi baldío con impropia atmósfera

de ausencia menos prolongada

no alteran

la luz

el grillo universal que calla

tras la agonía, de verdadera sombra

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Se me ha hecho alambrado de fino tiempo

que anticipa

y rige

que protege

o señala.

Aún,

me fue fidelidad

cuando salía del circo

aún

cuando volvía del mundo.

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Tomo lo que queda.

Y creo

pasará luz...

La pequeña y mortuoria

en tu esquina.

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Están pasando

los posibles,

los imposibles sueños.

Mientras dormimos la sangre,

este amor de coincidencias,

resoluto o fugitivo,

está pasando.

Me roza el hombro

con luz de madre,

tu pequeño llanto

de acolchonada tristeza,

y moja

un cielo inconcluso de cosas para vos,

la fecha,

la que sigue de largo,

y no es ni triunfo, ni miseria.

Mientras ordenas,

mientras desarmo,

el amor se ama en espejos,

de amores vecinos.

Frente a espejos dulces de otros,

en esa hora insignificante

el amor,

prueba y confunde,

luego,

la esencia y decencia

de nuestras bocas.

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Pero cae una flor en nuestra casa

noctámbula y profunda

de vientre interrumpido.

Y se escapa,

por la única forma que dios

dejó de sí en la esquina,

la posibilidad de la noche

sin un susurro de cuerpos,

sin alargarnos la vida

sin tu tierna vigilia

o mi sueño.

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Linda luna...

Vuelca tu leche

en sus costas y horizontes.

Gran océano,

con tu canto nupcial

rocías su ensueño nocturno

y una nueva vida

mística, profana, llena de ritos

la inicia; y baila su frío y la luna.

Hermoso mundo

arenas y troncos perimetrales.

Su entorno es una pecera, los vidrios...

Vidrios mis ojos,

fragilidad y nostalgia.

Desierto es mi cama,

austero tesoro de piel y agua

que hoy desconozco,

por un pan de aquel aire.

Respiraciones...amar es respirar,

y amo en el abismo mientras su boca

bucea por mí, hacia las noches.

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d e s p e d i d a

Lloro ante nadie

presentes inmortales,

que me separan de ti

como a un arenoso suspiro,

de los continentes del alma.

Lloro y suspiro

porque hay un silencio en la carne... Y escucho

que hasta el tiempo

morirá en deshielo,

y su ausencia

es mi miseria.

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