sábado, 27 de marzo de 2010

Mi rastro sobre nada

He corrido descalzo; sobre goma sucia y cara, envuelto en invierno y rojo de verano. Supe ser la sangre ronrroneándole a la vida en la cara. Estuve seco, arropando semillas en mi palma de hueso contradictorio. Hoy caigo enseguida cuando me dicen yo, cuando me digo yo, caigo en un sueño interminable de rastros que no sigo, de sombras oscuras no por soles, por escencia. Pero Yo, Soy Yo, desde la palmada metafísica hasta el comercio de los nombres. Dejo mi huella, mi condena atada a nada. Estoy bien. Me hace bien saber que me tienes reconocido.

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